Hoy no hablaré de cosas pequeñas, sino todo lo contrario, del mayor espectáculo del mundo, el circo!
Desde que tengo uso de razón (si es que alguna vez he tenido yo algo de eso), he tenido una relación muy especial con el circo.
Aprendí a leer de la mano de la hermana Mª del Carmen, una misionera, profesora y monja (en ese orden), entre los 3 y 4 años con "Las aventuras de Teo", concrétamente, con "Teo en el circo". Aprendí a reir y aullar a la luna viendo a Charlie Rivel, aunque lo perfeccioné años más tarde escuchando a Howlin Wolf, lo de aullar, digo. Pertenezco a la generación del "Cómo están ustedeeeees...?" (entonces teníamos claro que bien, ahora todo es más difuso). Lloré desconsoládamente, consciente de su ida sin retorno, por la muerte de Fofó, entre otras cosas, por que era mi preferido entre "Los payasos de la tele", y por que crecí en una familia mayoritáriamente atea, donde la muerte era sólo el fin de la vida, y más allá no había paraisos celestiales, ni harenes llenos de vestales, sino sólo el proceso natural y necesario de descomposición. Y también creo que le debo al circo una de las lecciones más importantes de mi aprendizaje, la de soñar despierto. Algo que aprendí la 1ª vez que mi primo Rubén me llevó al circo, cuando echando tiempo antes de entrar, me perdí entre las caravanas y camiones de la parte de atrás, y me dió por pensar en las aventuras que todos aquell@s artistas debian de correr un día tras otro, siempre de acá para allá.
Hace unos años, durante mi estancia en una expo-feria de miniaturas en Valencia, conocí a un tipo de gesto serio y conversación más que agradable. Yo estaba de promoción en un stand presentando mis últimos trabajos para Fontegrís, y él de visitante dispuesto a disfrutar de una de sus pasiones, las miniaturas. Al final, el entregado y curioso visitante, de nombre José Manuel, resultó ser un payaso, dicho sea en el mejor, y para mí único, sentido de la palabra. Y no era un payaso cualquiera, sino uno con mayúscula, en concreto la P. Sí claro, P de payaso, y de Sr Pla, su alter ego en escena, el nombre artístico bajo el que se entrega para el deleite ajeno en cada función del "Circo Gran Fele", donde trabaja como payaso principal.
El pasado verano tuvo a bien el Sr Pla enviarme vía email un video grabado durante su gira en Cuba, tan precioso, que no puedo, ni quiero, resistirme a compartir con vosotr@s. La estancia de la compañía en la isla tropical, dió lugar al espectáculo "Habana, una historia de fantasmas", que muchos afortunad@s pudieron disfrutar las pasadas navidades en Valencia. Para que no os perdáis la próxima oportunidad, os sugiero que visitéis el enlace que os dejo al "Circo Gran Fele", y os recuerdo que en la lista de enlaces podéis seguir la pista a este genial payaso através de su blog Sr Pla.
A éstas alturas de post, tal vez alguien se pregunte qué genitales tiene que ver ésto con las miniaturas. Sencillo, payaso y miniaturista compartimos la satisfacción de trabajar en el placer de los demás, y si algo une al circo y las miniaturas, es que ambos nos permiten huir de las pesadillas de la realidad, para sumergirnos en la realidad de los sueños. Así pues...¡Que continue el espectáculo!.
Muchos recuerdos desde Valencia y màs concretamente desde el Circo Gran Fele.
ResponderEliminarDe parte del Sr.Pla y de toda la compañia.
"Cuando veas un Circo, respira , sonrie y llama... lo mismo dentro hay un amigo".
Muchas gracias desde el planeta Axturias, en concreto desde la MarCueva.
ResponderEliminarOs envío desde aquí, un fuerte, estruendoso y GRAN aplauso para toda la compañía, y un sentido homenaje al Gran Fele por su incuantificable legado, una inagotable fuente de sonrisas!
¡Viva el Circo!