IRES, DEVENIRES, Y REFLEXIONES ESCRITAS EN VOZ BAJA.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Una de romanos II

Una de las entradas más visitadas, cumplidos los siete meses de mi aventura bloguera, ha sido la titulada "Una de romanos". Y por aquello del deber para con la satisfacción del público, os traigo hoy más figuras de romanos. Ya sé que dicen que nunca segundas partes fueron buenas, pero no está hoy uno con más originalidad (o mejor dicho, con ninguna) que la de añadir un II al título del primer post. Eso sí, con números romanos.

Os contaba en aquella entrada que el Imperio Romano es uno de los temas más recurrentes dentro del coleccionismo de miniaturas. Y así es. Y es que 503 años de historia y unos 6 millones de kilómetros cuadrados de extensión (o expansión, según se mire) dan para muchas miniaturas; aunque he de decir que la mayoría de la oferta existente se concentra entre los siglos I a.c y II d.c. Las presentes figuras, realizadas para las colecciones privadas de R.A. y J.C.L., representan a sendos legionarios romanos (el que reposa mide 90mm y el otro 54), y se enmarcan en el siglo II d.c. Y más concretamente, en el contexto espacio/temporal de "Las guerras Dacias", entre el año 101 y el 106 d.c.

Con la ascensión al trono de los dacios de Decébalo, las cosas cambiaron para Roma en esa parte de su imperio. Los habitantes de la Dacia, que hoy situaríamos entre Rumanía y Moldavia, hartos de la ocupación romana, se levantaron en armas contra el imperio que les había colonizado, desafiando así, al poderoso ejército de Roma. Y mucho tuvo que ver el indomable Decébalo en esa sublevación, a la que se sumarian Sármatas y Germanos, entre otros pueblos colindantes.

Decébalo, cuyo nombre significa "fuerte como 10 hombres", fué un verdadero quebradero de cabeza para Roma. Venció a su ejército en numerosas ocasiones entre los años 87 y 89, lo que llevó a los dacios a ganarle el pulso a Roma. Los romanos, vencidos por Decébalo, se vieron obligados a firmar un acuerdo por el que tenian que pagar tributo al pueblo ocupado. Pero para el Imperio y sus ciudadanos, cualquier situación presumíblemente igualitaria, era interpretada como humillante. Esta situación se prolongó durante 12 años. Demasiados para la arrogante capital del Imperio.

En el año 98, el hispano Trajano es nombrado emperador de Roma, y el sino de la Dacia, cambiaría para siempre. Trajano estaba dispuesto a expandir geográficamente las fronteras del Imperio, y lo consiguió. ¿Cómo?. Como suele ser lo habitual en esos casos, a sangre y fuego. En el año 101, Trajano reune el mayor ejército de Roma desde Augusto y arremete militármente contra Decébalo; ocupa la Dacia, impone un rey títere y anexiona la región tributariamente. En el año 102 se da por concluida la 1ª guerra Dacia. Pero Decébalo y sus partidarios volverian a levantarse y a poner a Roma contra las cuerdas en el año 104. Los romanos destacados en la zona sufren saqueos, asaltos, emboscadas, y todo tipo de ostigamientos, que obligarán a Trajano a enviar un nuevo ejército; un despliegue militar que superaría con creces el empleado en el 101. Comenzaba así, la 2ª guerra Dacia. Decébalo, consciente de que nada podian sus tropas en una batalla ortodoxa a campo abierto contra el ejército de Roma, planteó una guerra de guerrillas que supuso un pago muy caro a Trajano. Aún así, la superioridad romana acabó por imponerse sobre los dacios. El año 106, ponía fin a la 2ª guerra Dacia.
Se desconoce el número de muertos, pero sabemos que de los aproximádamente 2 millones de dacios que habitaban la región, al menos medio millón de ellos fueron vendidos como esclavos por los romanos. No fué el caso de Decébalo. El orgulloso rey de los dacios, el que levantara la cabeza ante el Imperio, el que fuera fuerte como 10 hombres, decidió quitarse la vida antes que entregársela a los caprichos y designios de Roma. Murió como vivió, libre.