IRES, DEVENIRES, Y REFLEXIONES ESCRITAS EN VOZ BAJA.

sábado, 29 de octubre de 2011

"20 Años entre pinceles", y un día en Madrid.

Reza el email de promo que Ricardo Esteban me ha hecho llegar esta semana, "¿Sergio Bleda en Madrid?, ¡Yo NO me lo pierdo!". Y vosotr@s, si me hacéis un poco de caso, tampoco os lo perderéis. Y si no, al tiempo, acabaréis rezando arrepentidos!.

El caso es que el próximo viernes 4 de noviembre, a las 19:30h, en la librería Generación X (C/De la puebla,nº15), Sergio Bleda estará presentando y firmando su libro "20 Años entre pinceles". Cantaba Gardel que 20 años no son nada, pero creedme si os digo que, mantenerse todo ese tiempo en una profesión tan fluctuante y compleja como ésta, es mucho más que nada, es toda una vida. Y a Sergio Bleda le quedan muchos más "nada" para seguir deleitándonos con su arte. Es un consumado trapecista ;-)
L@s habituales por esta ventana virtual, ya sabréis la amistad y cariño que tengo por Sergio. No es una novedad. Ni tampoco algo extraordinario pues, os diré que es imposible no querer a Sergio cuando se le conoce. Quienes acudáis el próximo día 4 a su cita en Madrid, tendréis la oportunidad de conocerlo en persona, aunque sólo sea un poquito. ¡Merece mucho la pena!!.
En el libro que presenta, editado por Dibukks, hace un repaso a sus 20 años de carrera profesional, centrándose en sus facetas de historietista e ilustrador. Cómic, ilustración de prensa, cartelismo... confieren una interesante retrospectiva a una carrera sólida y cargada de futuro.
Sergio llevaba unos cuantos años de trabajo a sus espaldas cuando, a finales de los 90, empezó a ser conocido por su estupendo cómic "El Baile del Vampiro". Por aquel entonces era una joven promesa. Y es de esa clase de personas que acostumbra a cumplir sus promesas. Hoy, Sergio sigue siendo joven, aunque un poco menos, pero ha dejado de ser promesa para convertirse en realidad, en hecho probado, contrastado y constatado.
Aprovecho la ocasión para anunciaros también, con una canción, una de esas obviedades que me gusta resaltar cada tres meses, ¡ha llegado el otoño!. Las hojas comienzan a caerse. Y quizás sea éste el mejor momento de hacerse con el libro, "20 Años entre pinceles (El Arte de Sergio Bleda)". Podéis estar seguros de que sus hojas no se caerán nunca, por que el arte de Sergio, es perenne.

jueves, 20 de octubre de 2011

El Guerrero del Antifaz.

Recuerdo perféctamente cuándo y dónde tuve por primera vez en mis manos un ejemplar del tebeo "El Guerrero del Antifaz". Fué hacia 1980, en la España pre-Naranjito, en un verano caluroso, como todos en Medina del Campo. El lugar de Castilla, por aquel entonces La Vieja, donde pasaba gran parte de las vacaciones de verano, con mis abuelos paternos, oriundos del lugar. Ancha era Castilla por aquel tiempo, y estrecha la economía familiar. La asignación semanal que me daban los abuelos, más conocida como "La Paga", no era mucha, y lo cierto es que, aún menos, los lugares de Medina donde poder gastarla. Un puesto de piñones; Una librería-papelería que odiaba, pues era donde me compraban los "cuadernos Rubio" de ejercicios, con los que me martirizaban todo el santo (nunca mejor dicho) verano ejercitando mi pésima caligrafía de zurdo converso; Y el esperado mercado semanal.

Aquel mercado, en realidad, tenía poco de especial para mí, a excepción de un puesto. Entre frutas, verduras, todo tipo de ropa y qué sé yo, había un tenderete con libros y tebeos. Montones y montones de tebeos. Quizás no fueran tantos, pero para mí, era una cantidad inalcanzable, que lo convertía en un vergel entre tanto campo ocre. Y allí fué, donde gracias a mi abuelo, pude hacerme con mi primer "Guerrero del Antifaz".
Mi abuela siempre se inclinaba a comprarme tebeos de Bruguera, en especial de Carpanta, Las Hermanas Gilda o Doña Urraca, pues ella se reia mucho leyéndolos. Pero a mí, que era un niño de poca risa y muchos sueños, me gustaban más las historietas de aventuras. Y esos eran los tebeos que compraba cuando iba con mi abuelo. A mi abuela le gustaba leerme los tebeos de Bruguera, o eso decía ella. La realidad es que le daba vergüenza leerlos sola por que, en esta España nuestra, máxime en aquella, leer tebeos no está bien visto, pues es "sólo cosa de niños". Yo le pedía a mi abuelo que me leyera los de aventuras, pero él siempre me decía "mejor lo lees tú, que sin gafas no veo bien". Mi abuelo nunca usó gafas. Así que pronto comprendí que no sabía leer, pero le daba vergüenza decirlo. Eso me hizo sentir mucha vergüenza de mi país, pero nunca de mi abuelo. Yo leia para los dos.
Me pasaba la semana leyendo y releyendo aquellos tebeos, y cada siete dias, acudía fiel a mi cita del mercado a por un nuevo ejemplar. Lo cierto es que a mi me gustaban todas las historietas de aventuras y ciencia ficción, aunque las de épica medieval, cobraban un sentido especial en aquel contexto espacial. El mayor atractivo que encerraba la Medina del Campo de mi infancia, era sin duda el Castillo de la Mota. Desde allí, otrora habian decidido los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, los designios de la España del siglo XV. Y para mi ensoñadora mente, resultaba muy fácil imaginar a héroes medievales corriendo mil aventuras, con sólo mirar aquel bastión de piedra que yo veia inexpugnable. Mi abuelo alentaba mi imaginación respondiendo afirmatívamente a mi batería de preguntas. "Abuelo, ¿estuvo aquí el Guerrero del Antifaz?"; "Sí, defendiendo a los pobres y cristianos de los señoritos malos y los invasores sarracenos", me respondía él con total convencimiento. "Abuelo, ¿y El Capitán Trueno también estuvo?"; "Sí, también". "¿Y qué hacía?"; "Pues lo mismo que el otro". "¿Y el Príncipe Valiente?"; "Pues claro hombre, aquí eran valientes todos". "Y... ¿Vicky el Vikingo, estuvo también?; "También, pero ese sólo vino de visita". Hoy estoy convencido que si le hubiera preguntado por Conan (al que aún no conocía), él habría dicho que sí, que por allí estuvo viviendo una temporada. Para él, todo nombre que sonara castizo había vivido allí, y los que no, habían pasado de visita. Y siempre defendiendo a pobres y cristianos. Mi familia no era creyente, así que desde muy niño tuve claro a cual de los dos grupos pertenecía.

Unos años más tarde, ya en la adolescencia, me llevé una profunda decepción al leer un artículo del estudioso Salvador Vázquez de Parga, donde tildaba al Guerrero del Antifaz, (y por extensión a su autor, Manuel Gago), de ser un tebeo fascista, al servicio de la doctrina del Nacional-Catolicismo impuesto por la dictadura militar. El Guerrero, uno de los héroes de papel de mi infancia, quedaría estigmatizado desde entonces, y Manuel Gago, se convertiría en una víctima más de esa ignorancia basada en el cotilleo y rumorología de la que solemos hacer gala los españoles. El erudito ensayista, a quien admiro y respeto mucho, se equivocó, tal vez llevado por cuestiones personales, en su injusto juicio del Guerrero del Antifaz. Con el tiempo, supe que Manuel Gago era hijo de republicanos. Que su padre había estado largo tiempo encarcelado, y que él, y toda su familia, habian vivido estigmatizados por "rojos", y sufrido por ello, como tantos otros, las permanentes represalias que el yugo de la dictadura franquista ejercía con aquellos que consideraba "sus vencidos". Como podréis imaginar, Manuel Gago no tenía ninguna simpatía por todo aquello que se (pre)supone defendía su "Guerrero del Antifaz", y tal San Benito, le causó un profundo e intenso dolor para el resto de su vida. Ya lo decía mi abuelo, "no hay nada peor que estar en medio de ningún sitio".

Hace unos meses, tuve la inmensa suerte de recibir la commission (encargo) que os tráigo hoy a este espacio. Para mí fué un reencuentro con un personaje muy querido, y una humilde forma de rendirle un merecido homenaje. Y también un buen pretexto para releer gran parte de la obra de Gago, en lo que al Guerrero se refiere. En ella me encontré un montón de maniqueismos y dejes de los que adolece todo tebeo español de los años 40/50, incluyendo al Capitán Trueno. Pero también fué una satisfacción descubrir numerosas críticas al poder, y sobre todo a quienes abusan del ejercicio del mismo. No, el Guerrero del Antifaz no sirvió a los intereses de la dictadura militar, ni más ni menos que cualquiera de sus coetáneos. Para lo que podéis estar seguros que sí sirvió el "Guerrero del Antifaz", es para que un humilde y genial historietista, diera de comer y sacara adelante a su familia, en una España triste, de oscuridad permanente. Y para que un niño, que hoy es un humilde miniaturista, tuviera unos veranos más alegres y luminosos en aquella Medina del Campo de los 80, tan Reina, y tan católica.

martes, 11 de octubre de 2011

Cristóbal Colón, entre la Espada y la Cruz.


Hoy es el día en que, todo "español de bien", se levanta por la mañana, se mira al espejo y dice, "joder, pero qué Hispano me siento". Es además, el día de las Pilares, es decir, la fiesta del Pilar.

Pero además de festividad del santoral, y patrona de Zaragoza, la Virgen del Pilar es patrona de la benemérita, es decir, de la guardia civil. Por si fuera poco, y por aquello de ser las fiestas una especialidad reconocida de los españoles, La Pilarica también es patrona del Día de la Hispanidad, es decir, la Fiesta Nacional de España. Festividad que se celebra con un desfile militar de las fuerzas armadas españolas. Lo cierto es que yo nunca he entendido qué tiene de festivo el ejército, y menos aún esos alardes de capacidad bélica, muestra de arrogancia y bravuconería de los estados, que es lo que son en definitiva los desfiles militares.
Conste que no es ésta una crítica al ejército, entre cuyas filas tengo más de un amigo, sino al uso que de él hace el estado. Mi abuelo me decía siempre que, con las cosas de comer no se juega. Y yo creo que, con las cosas de matar, tampoco se debe hacer fiestas. Como decía, no tengo nada en contra de los militares, cuyo trabajo puede resultar tan digno o indigno como cualquier otro, dependiendo de la persona que lo ejerza, claro está, pues como en cualquier sitio, las hay mejores y peores. Pero la mezcla de fiesta y armas... no acaba de convencerme. Tal vez sea por que a mí me pasa como a Georges Brassens (ver aquí), que cuando la fiesta nacional, me quedo en la cama igual, que a mí la música militar, nunca me supo levantar.

El Día de la Hispanidad comenzó a celebrarse como Fiesta Nacional en 1918, con el lamentable, por racista entre otras cosas, nombre de Día de la Raza. Es a Unamuno, Antonio Machado, y principálmente a Ramiro de Maeztu, a quienes debemos que el vergonzante término "Raza", fuera sustituido por el de "Hispanidad". Y es muy de agradecer pero, teniendo en cuenta que Hispanidad deriva de Hispania, ¿no es un extraño nombre para la Fiesta Nacional de España?. Quiero decir, Hispania fué una provincia de Roma, mejor dicho, el nombre que Roma dió a los pueblos de la península ibérica y Baleares, unificándolos tras su conquista y ocupación. Luego, hablar de Hispanidad, es hacerlo a partir de Hispania, tras la ocupación romana, y eso implica dejar fuera a todos los pueblos preromanos, pobladores originarios de la península ibérica, y por ende nuestros legítimos antepasados. Hombre, pues si eso que llaman "ser un español de bien", es abrazarse a una cultura impuesta a sangre y fuego, sometiéndose al conquistador y olvidándose de las propias raices, yo desde aquí reclamo, aprovechando que Francia estuvo de ocupa por este lado de los pirineos hace un par de siglos, que la Fiesta Nacional de España pase a llamarse "Fiesta de la Marsellesa" (ver aquí). Al fin y al cabo, puestos a elegir conquistador, no habrian de faltarnos Libertad, Igualdad y Fraternidad, ni tampoco Ilustración; Y de Glamour, hay que reconocer que los franceses van sobrados; Y encima su himno es de una belleza compositiva sublime. Bromas y desparrames cerebrales al margen, yo creo que el término más lógico, amplio, y conciliador para nombrar tal día sería "Día de Iberoamérica".

Pero desfiles y denominaciones a parte, el Día de la Hispanidad conmemora un hecho acontecido el 12 de octubre de 1492. Día, mes, y año del descubrimiento de América por Cristóbal Colón. Y eso es algo que tampoco acabo de entender. ¿Cómo descubrimiento?. ¿Acaso antes de llegar Colón, aquellas tierras no existian?. Es irrefutable que Colón llegó a América, pero descubrir, es otra cosa. Si hoy sabemos que por aquel entonces, el continente americano estaba poblado por civilizaciones milenárias, incluso más desarrolladas que las europeas en algunos aspectos, ¿Cómo es posible que sigamos hablando de "descubrimiento"?. Es entendible que se hablara en esos términos en la ignorante y zopenca España de la Santa Inquisición (que de Santa tuvo menos aún que de pura), pero que hoy se siga haciendo, es un insulto a la inteligencia, a ambos lados del atlántico. Así las cosas, cualquier día se encuentra uno con una hoguera en la plaza del ayuntamiento para quemar a cualquier persona acusada de judaismo, o a la dueña de un herbolario acusada de brujería, a saber.

Si además tenemos en cuenta que, el bueno de Colón, cuando puso los pies en Guanahani (isla de las Bahamas), creyó estar en la India, llegamos a varias conclusiones. La primera es que el hombre llegó a tierra muy mareado de tan larga travesía marítima, y probáblemente con jet lag. Que por haber, allí indios había, pero la India, quedaba un huevo, o dos, más allá. Y que el verdadero descubrimiento de Colón, es el de darnos la posibilidad de saber que no hay civilización más ignorante que la que se cree única, y en el centro del universo.
La historia de Colón dió lugar a otras muchas, para fortuna de la avarícia europea unas, y desgracia de los pueblos indígenas otras. Como los romanos habian hecho con Íberos, Celtíberos, Astures y Cántabros muchos siglos antes con la romanización de la península ibérica, nosotros, los europeos, con España y Portugal a la cabeza, conquistamos a sangre y fuego a los pueblos indígenas del continente americano, cristianizando a unos, europeizando a otros, y exterminando al resto. No obstante, quienes acostumbran a responsabilizar a Cristobal Colón de la cara amarga de la conquista, creo que se equivocan. Pues tal vez el lugar exacto donde ubicar en esta historia a ese adelantado soñador aventurero que fué Colón, sea en ese espacio estrecho que queda justo entre la espada, y la cruz.


Las miniaturas que ilustran esta entrada son:
-Cristóbal Colón (Colección privada de P.F.)
-Conquistador español (Colección privada de A.P.)

jueves, 6 de octubre de 2011

Soldaditos de Plomo

"Soldaditos de plomo" es la denominación con la que, entre los siglos XIX y XX, se conoce populármente a las miniaturas de colección. En parte por la traducción libre al castellano del término anglosajón "Toy Soldiers" (Soldaditos de juguete); y también en clara referencia al material usado en su fabricación o seriado.

En realidad, y afortunadamente, el plomo fué prohibido en el seriado de miniaturas a finales del siglo pasado por ser áltamente tóxico. Para quienes nos ganamos la vida con las miniaturas, y además tenemos dos dedos de frente, fué una buena noticia, extensible en mi opinión a compradores, coleccionistas y público en general. Para los profesionales, con tantas horas al día manipulando las figuras, es un alivio librarnos de un material tan contaminante. Para los coleccionistas, aún con menos riesgo para la salud por no estar tan en contacto con el material, también supone una gran ventaja, pues he de decir que las figuras de plomo tienen una vida limitada. El plomo desarrolla un hongo conocido comúnmente como "enfermedad del plomo" que convierte, tras atacar la pintura, literálmente en polvo nuestras figuras con el paso del tiempo (y menos del que se piensa).

El plomo, como ocurriera años antes con el bronce o la plata, fue sencíllamente sustituido. Desde entonces se emplean aleaciones de metal blanco o resina para las labores de seriado, cuando las hay, claro. ¿Podríamos decir entonces que se ha terminado con el uso del plomo en las miniaturas de colección?. Desgraciadamente no, en absoluto. Los coleccionables de figuras, aviones, coches, etc, con los que nos bombardea la publicidad televisiva y que inundan esos templos de la infancia que son, o debieran ser los kioscos, están hechos con plomo. Y plomo de la peor calidad en la mayor parte de los casos. Los más incrédulos (o crédulos, según desde dónde se mire) estaréis pensando que ésto es imposible. Sólo os diré que os compréis una figurita del kiosco y la llevéis a un laboratorio para su análisis. Yo lo hice, y plomo fue el resultado.

Los más curiosos os estaréis preguntando cómo es ésto posible. Para el caso concreto de España y una de sus multinacionales más conocidas, tengo una respuesta definitiva y muy aclaratoria, que no voy a contar aquí, por que no quiero comprometer a un buen amigo, coleccionista de miniaturas en general, y fan de mis trabajos para Fontegris en particular. Pero os daré una respuesta general. Medina "el Viejo Apache", es decir, mi añorado abuelo paterno, lo resumiría diciendo "hecha la ley, hecha la trampa". Y sería una buena respuesta. Supongo, por ejemplo, que es posible por similares razones a las que permiten que los especuladores financieros continuen estafando, perdón, digo haciendo negocios.
La buena noticia es que la inmensa mayoría de los profesionales de la miniatura, ya sean marcas, firmas o freelance, NO utilizamos plomo en nuestras piezas. Aunque en honor a la verdad, hay que decir también que algunas marcas siguen usando plomo con el fin de abaratar costes; en concreto la mayoría de las que realizan su producción en China y otros paises del Sureste asiático. Habrá quien esté echándose las manos a la cabeza ante tal ignominia. Bueno, yo diría que se puede esperar eso y mucho más de aquellos cuya carencia de escrúpulos les permite condenar a la miseria a seres humanos con unas condiciones laborales paupérrimas, propias del esclavismo.

Para esas marcas no existe la empatía, ni con el contratado ni con el contratante; no hay en ellas cabida para la nostalgia y el sentimiento; les importa un bledo lo que dure el soldadito, el hada, o el marinero. Pues para ellos lo único que cuenta son los números que se traducen en dinero. Para mí, como opinión personal, y con el debido respeto, los responsables de esas marcas no son profesionales; son especuladores y oportunistas con tendencia al esclavismo. Dice la persona más importante que ha pasado por mi vida, que la palabra más bella del diccionario es el verbo elegir. Y claro está que cada cual elige si quiere "Soldaditos de plomo" o "Soldaditos sin plomo". Cest' la vie!!

A mi no me gusta mucho el término "Soldaditos de plomo" para referirse a la miniatura en general, aunque reconozco en él cierta dosis de nostalgia. No me gusta por que lo considero obsoleto y un tanto desacertado, impreciso y excluyente. En primer lugar por el tema del material que os he explicado. Y en segundo por que hace muchos años que las miniaturas no son patrimonio exclusivo de los "soldaditos" hijos de una cuchara y un cucharón, de chaqueta roja y azul pantalón. El abanico de temáticas que nos ofrecen hoy las miniaturas de colección es enorme, y por ende más abierto y plural, menos sectáreo y endogámico. Incluso dentro de la llamada "miniatura histórica", ya no todo son soldaditos. El tiempo en el que el único interés de una miniatura radicaba en su uniforme forma parte del pasado, ya es historia. Una historia que merece la pena ser contada, a ser posible, como el arte alquímico de una esencia, en miniatura.



Las figuras que ilustran esta entrada son, de arriba abajo:
-Soldado inglés del 3º de Dragones, 1812.(colección privada de P.R.)
-Teniente de la Royal Navy.(colección privada de P.F.)
-Trompeta de la guida de Poniatowsky, 1808-13.(colección privada de P.R.)

domingo, 2 de octubre de 2011

Jornadas del Cómic de Avilés 2011, una crónica sentimental.

Tengo una relación de amor/odio con las ferias, festivales, salones, y demás orgiásticos eventos culturales. Participar en ellos me provoca un gran desequilibrio. Supone un cambio de horarios, un cambio de espacio, y una patada en el trasero a la dinámica de trabajo. Eso implica tener que dejar en stand by, durante x dias, los proyectos en los que uno esté trabajando. En gran medida, el éxito de mi trabajo depende directamente de la concentración con la que se aborde. El trapecio es peligroso, y yo, un miniaturista que acostumbra a trabajar sin red. Por contra, la asistencia a estos eventos es un buen pretexto para romper con la rutina del trabajo y abandonar unos dias la soledad de la MarCueva (o estudio, si se prefiere).

Hace unos años, el amigo Pellejero, conversando sobre la cara y la cruz de asistir a ferias, me dijo que lo mejor era conocer gente y las amistades que surgian de ese conocimiento. Desde luego, no se equivocó. Aunque yo creo que hay algo más. El trabajo de ilustrador, historietista, o miniaturista tienen muchas cosas en común. Tal vez más en el fondo que en la forma. Ambas son profesiones que se ejercen en soledad. Son horas y más horas en la intimidad del estudio, fundiéndose casi en uno con la mesa de trabajo. Horas y más horas interiorizando en busca de esas emociones y sentimientos que sacar plasmando en forma de historia, dibujo o escultura. Son expresiones artísticas tan ligadas a la cultura popular, que son frecuente y lamentablemente denostadas por algunos sectores de la sociedad (la ignorancia es lo que tiene, que ni educa ni entretiene). Son universos minoritarios donde abundan las ovejas negras familiares, los librepensadores, soñadores, apátridas e incomprendidos sociales. Y es que la incomprensión, puede hacer que uno se sienta muy solo aún entre un océano de gente. Pero yo nunca, en mis 9 años de participación, me he sentido solo en las Jornadas del Cómic de Avilés. Y es que sus mentores, Jorge Iván Argiz, Ángel de la Calle y Germán Menéndez, han sabido hacer algo muy especial con las Jornadas. Han hecho que el mundo sea un lugar más pequeño y agradable, en el que los diferentes, somos una minoría cada vez más mayoritaria. Año tras año, han ido convirtiendo Avilés durante unos dias en ese espacio común, crisol de la multiculturalidad lleno de pasión y tolerancia, de diferencia igualitaria, donde confluyen tantos caminos distintos que transitan en una misma dirección.

Quienes sigáis los lances y chances de este artista del trapecio, sabréis que desde hace 9 ediciones vengo realizando la figura conmemorativa de las Jornadas. Dato éste que inducirá a pensar a más de un@ que mi opinión al respecto del evento no será muy objetiva. Acertará. Por que ese triunvirato directivo, y el maravilloso equipo de gente que lo respalda para hacer las Jornadas posibles, me ganaron el corazón desde la 1ª vez que puse mis pies en su incomparable proyecto. Y os aseguro que mi corazón no ha sido el único cautivo por ese curioso grupo de incombustibles activistas culturales.
A un salón de gran presupuesto como Madrid o Barcelona, suelen acudir dos tipos de autores; los que tienen su público y son invitados por su obra, y los que carentes de lo uno y lo otro, se tienen que costear la asistencia cargados de mucha ilusión y hambre de mundo. Salvo que el evento les pille cerca, no es habitual encontrarse autores del primer tipo que no estén en la lista de invitados. Es muy lógico y comprensible, pero no es el caso de las Jornadas de Avilés. En los últimos años, la lista "no oficial" de autores que por su voluntad deciden pasarse unos dias en las Jornadas, casi triplica la oficial. Y es que son muchos los autores de éste y el otro lado del charco que quieren vivir, revivir y formar parte de ese ecléctico universo paralelo de espacio concreto y dimensión difusa, que llaman Jornadas del cómic de Avilés. Uno puede encontrarse por allí con un maestro de la literatura de ciencia ficción como Ian Watson presentando sus "Putas de Babilonia"; al coreógrafo de Hollywood Rick Meyers, responsable de la que dicen "Pelea del siglo" (y no me refiero a la de Muhammad Ali con Joe Frazier, sino a la de Bruce Lee con Chuck Norris); o a un enorme Thor y su espectacular Valkiria poniéndote una cerveza.

Todo puede suceder en las Jornadas. Yo mismo, apunto estuve de solucionar los problemas del mundo durante una cena, junto con Émile Bravo (probáblemente el mejor autor de Spirou con permiso de Franquin). Así es, el mundo tiene solución, y nosotros la encontramos. Pero ante la pereza que nos dió tener que empezar por el principio, es decir, la familia, decidimos dejar que el mundo se perdiera en la noche y ahogar sus problemas entre risas y bebidas espiritosas. Con una María balcánica, de carácter volcánico y nombre impronunciable, estuve a punto de descubrir los secretos del azar. Aunque al final, el tiempo nos obligó a conformarnos con descubrir, no sin sorpresa, que nuestros azares habian confluido, tiempo atrás, en el Harlem. Fué con otro serbio, uno con alma de blues y honestidad india en las venas, de nombre Rajko Milosevic, y apodo Guéra, con quien descubrí tantas cosas, que aún las estoy buscando. De momento he encontrado su amistad, que conservo y prometo cuidar con mucho mimo. Con el amigo Joan Boix he comprobado que mis héroes de infancia gozan de plena salud, pues mantienen su ilusión intacta, y lo que es aún mejor, sus ganas de seguir compartiéndola, en pro de la Aventura. Con mis queridos Sergio Bleda y Anita, sigo descubriendo cada día, que nuestra amistad no es de esas para siempre, sino para mucho más lejos ;-) Y así, tal y como os cuento en esta crónica sentimental, entre encuentros y reencuentros, hallazgos increibles y casualidades imposibles, he transitado un año más por esa otra dimensión de diversidad sin fronteras, que llaman Jornadas del Cómic de Avilés.


Las fotos, amablemente cedidas por Germán Menéndez, son:
1-Yo mismo, Joan Boix y Ángel de la Calle, durante la presentación oficial de la figura conmemorativa de este año, dedicada a The Phantom.
2-Paseando con R.M.Guéra en una escapada dominguera por Gijón.
3-Cartel de promo de la figura conmemorativa de las XVI Jornadas.
4-Con Anita y los pececitos de colores de Jorel. Pues eso, haciendo el pez!.
5-El firmante, Isa, Sergio y Anita. Las noches son largas y... es dura la vida del Rock & Roll :-)