"Soldaditos de plomo" es la denominación con la que, entre los siglos XIX y XX, se conoce populármente a las miniaturas de colección. En parte por la traducción libre al castellano del término anglosajón "Toy Soldiers" (Soldaditos de juguete); y también en clara referencia al material usado en su fabricación o seriado.
En realidad, y afortunadamente, el plomo fué prohibido en el seriado de miniaturas a finales del siglo pasado por ser áltamente tóxico. Para quienes nos ganamos la vida con las miniaturas, y además tenemos dos dedos de frente, fué una buena noticia, extensible en mi opinión a compradores, coleccionistas y público en general. Para los profesionales, con tantas horas al día manipulando las figuras, es un alivio librarnos de un material tan contaminante. Para los coleccionistas, aún con menos riesgo para la salud por no estar tan en contacto con el material, también supone una gran ventaja, pues he de decir que las figuras de plomo tienen una vida limitada. El plomo desarrolla un hongo conocido comúnmente como "enfermedad del plomo" que convierte, tras atacar la pintura, literálmente en polvo nuestras figuras con el paso del tiempo (y menos del que se piensa).
El plomo, como ocurriera años antes con el bronce o la plata, fue sencíllamente sustituido. Desde entonces se emplean aleaciones de metal blanco o resina para las labores de seriado, cuando las hay, claro. ¿Podríamos decir entonces que se ha terminado con el uso del plomo en las miniaturas de colección?. Desgraciadamente no, en absoluto. Los coleccionables de figuras, aviones, coches, etc, con los que nos bombardea la publicidad televisiva y que inundan esos templos de la infancia que son, o debieran ser los kioscos, están hechos con plomo. Y plomo de la peor calidad en la mayor parte de los casos. Los más incrédulos (o crédulos, según desde dónde se mire) estaréis pensando que ésto es imposible. Sólo os diré que os compréis una figurita del kiosco y la llevéis a un laboratorio para su análisis. Yo lo hice, y plomo fue el resultado.
Los más curiosos os estaréis preguntando cómo es ésto posible. Para el caso concreto de España y una de sus multinacionales más conocidas, tengo una respuesta definitiva y muy aclaratoria, que no voy a contar aquí, por que no quiero comprometer a un buen amigo, coleccionista de miniaturas en general, y fan de mis trabajos para Fontegris en particular. Pero os daré una respuesta general. Medina "el Viejo Apache", es decir, mi añorado abuelo paterno, lo resumiría diciendo "hecha la ley, hecha la trampa". Y sería una buena respuesta. Supongo, por ejemplo, que es posible por similares razones a las que permiten que los especuladores financieros continuen estafando, perdón, digo haciendo negocios.
La buena noticia es que la inmensa mayoría de los profesionales de la miniatura, ya sean marcas, firmas o freelance, NO utilizamos plomo en nuestras piezas. Aunque en honor a la verdad, hay que decir también que algunas marcas siguen usando plomo con el fin de abaratar costes; en concreto la mayoría de las que realizan su producción en China y otros paises del Sureste asiático. Habrá quien esté echándose las manos a la cabeza ante tal ignominia. Bueno, yo diría que se puede esperar eso y mucho más de aquellos cuya carencia de escrúpulos les permite condenar a la miseria a seres humanos con unas condiciones laborales paupérrimas, propias del esclavismo.
Para esas marcas no existe la empatía, ni con el contratado ni con el contratante; no hay en ellas cabida para la nostalgia y el sentimiento; les importa un bledo lo que dure el soldadito, el hada, o el marinero. Pues para ellos lo único que cuenta son los números que se traducen en dinero. Para mí, como opinión personal, y con el debido respeto, los responsables de esas marcas no son profesionales; son especuladores y oportunistas con tendencia al esclavismo. Dice la persona más importante que ha pasado por mi vida, que la palabra más bella del diccionario es el verbo elegir. Y claro está que cada cual elige si quiere "Soldaditos de plomo" o "Soldaditos sin plomo". Cest' la vie!!
A mi no me gusta mucho el término "Soldaditos de plomo" para referirse a la miniatura en general, aunque reconozco en él cierta dosis de nostalgia. No me gusta por que lo considero obsoleto y un tanto desacertado, impreciso y excluyente. En primer lugar por el tema del material que os he explicado. Y en segundo por que hace muchos años que las miniaturas no son patrimonio exclusivo de los "soldaditos" hijos de una cuchara y un cucharón, de chaqueta roja y azul pantalón. El abanico de temáticas que nos ofrecen hoy las miniaturas de colección es enorme, y por ende más abierto y plural, menos sectáreo y endogámico. Incluso dentro de la llamada "miniatura histórica", ya no todo son soldaditos. El tiempo en el que el único interés de una miniatura radicaba en su uniforme forma parte del pasado, ya es historia. Una historia que merece la pena ser contada, a ser posible, como el arte alquímico de una esencia, en miniatura.
Las figuras que ilustran esta entrada son, de arriba abajo:
-Soldado inglés del 3º de Dragones, 1812.(colección privada de P.R.)
-Teniente de la Royal Navy.(colección privada de P.F.)
-Trompeta de la guida de Poniatowsky, 1808-13.(colección privada de P.R.)
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