Hace unos meses un amigo se encaprichó perdídamente de un diorama que realicé para una colección privada. La vió en una de sus visitas a mi estudio, que coincidió en el tiempo con la obra finalizada, justo antes de su entrega. Desde entonces, no hace más que insistirme para que cuelgue un post con la susodicha obra. He de decir que es un buen amigo, de esos que tanto están a duras como a maduras, que sabe cuándo reir y cuándo aguantar estóicamente penitentes tangos. Tipo reflexivo y profundo, de corazón justo por vocación y cerebro comiquero con pasión (o era al revés?). Vamos, que es uno de esos amigos que bien merece el capricho. Et voilá!!
El diorama, que ahora forma parte de la colección privada de J.C.L., representa la idealizada y exhuberante sala del trono de una reina amazona. Sí, las amazonas son ese pueblo de mujeres guerreras, que causan fervor y pavor a partes iguales, a caballo entre el mito y la leyenda, que Heródoto bautizó como "andróctonas"(asesinas de varones), y que Homero, prefirió llamar en su "Ilíada", "antianiras"(las que luchan como varones). Hay quien dota a las amazonas de cierta base histórica, y las situa geográficamente en algún lugar de la actual Turquía. De las amazonas se ha dicho de todo; Que vencieron a atlantes y gorgonas guiadas por la reina Mirina; Que lucharon contra los griegos en la guerra de Troya, donde la reina Pentesilea pereció bajo la mortífera hoja de Aquiles; Que en la batalla entre atenienses y amazonas, resultaron muertos, según unos, casados, según cuentan otros, Teseo y Antíope, en cualquier caso, paradójico y triste final para ambos, en el que coinciden todas las fuentes.
Se dice, que ningún hombre vivía entre las amazonas, quienes una vez al año, visitaban la tribu de los gargarios, con quienes se apareaban hasta la extenuación con el objetivo de engendrar nuevos miembros (o miembras, que dijera cierta ministra). De los neonatos resultantes tras el intercambio de fluidos, se quedaban sólo las hembras, dejando a los varones con su tribu de sementales. Se dice también (lo escribió Hipócrates, concretamente) que las amazonas carecían del pecho derecho, que se lo amputaban o quemaban de niñas pues, reputadas arqueras, eliminaban así la obstrucción física que les impedía usar el arco con mayor soltura. Práctica ésta, de dudosa veracidad, que no acostumbra a contemplarse en las representaciones artísticas, afortunádamente.
Pero de todo lo que hay implícita o explícitamente ligado a las amazonas, yo me quedo con una cosa. Y es que, el mito de las amazonas contraría esa estúpida y simplona teoría del machismo encubierto (el más peligroso) que afirma que si las mujeres dirigieran el mundo, sería un lugar sin guerras ni conflictos, más justo y menos clasista. Teoría que no hace más que reforzar y perpetuar el sexismo de una sociedad que condiciona a las personas en función de su género, y se muestra incapaz de aceptar a sus hij@s tal como somos por naturaleza, diferentes en nuestra igualdad e igualitarios en nuestras diferencias. ¿Acaso alguien cree, que si finálmente el próximo director del Fondo Monetario Internacional es una mujer, Grecia no será expoliada vílmente?. Aunque tratándose de creer...algun@ habrá que sí. Mi sobrino Viti, a sus casi tres años, por ejemplo, cree en Dora Exploradora a pies juntos. Pero con su hermana Emma, de casi dos, está empezando a aprender que los hombres podemos ser pacifistas, y las mujeres, auténticas guerreras.
P.D.: Dado que el presente post es fruto del antojo de un amigo, me despido a capricho con un video advirtiéndoos de algo obvio. Por si alguien aún no se ha enterado ;-)
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