IRES, DEVENIRES, Y REFLEXIONES ESCRITAS EN VOZ BAJA.

martes, 24 de mayo de 2011

Me indigno por que reflexiono

Así es, pasado el "día de reflexión" y la pantomima de las urnas, yo sigo reflexionando y reflexionando, y mi indignación va aumentando y aumentando. La clase política, esos que se autodenominan Barones, han vuelto a sus púlpitos, y se han asomado, una vez más, a contemplar sus dominios desde los balcones de sus atalayas. Claro está que desde las alturas, desde tan arriba, no se puede ver bien a quienes estamos aquí, tan abajo. Tal vez alcancen a ver papeletas, vislumbren números que rentabilizar, o sueños que fagocitar para regurgitar posteriormente convertidos en pesadillas. Pero nunca ven rostros de ciudadanos, de personas, de seres humanos hartos de sus timos y mentiras sobre mundos y sistemas impostados.


La borrachera electoral ha pasado, como siempre, con más pena que gloria, por que la gloria es para esa minoría que nos gobierna, sus acólitos y beneficiarios, y la pena, para la gran mayoría que los sufrimos, soportando el peso y pagando el precio de sus desmanes. También ha pasado la resaca de las urnas, ese momento en el que los estadistas, analistas y futurólogos de lo pasado, se entretienen y nos aburren con sus cifras ricas en forma y vacías en contenido. El mapa es ahora azul donde antes era rojo, pero la vida, sigue igual, exáctamente igual que el día, hace años, que sucedió a la inversa. La clase política sigue a lo suyo, con sus vergonzantes intercambios de insultos y acusaciones, con sus frases célebres de patio de colegio como "y tú más", con sus negocios e imputaciones, con sus trapicheos y especulaciones. Los unos, los ganadores, inflados por los vítores dicen lo que toca, que gobernarán para todos. Pero en ese "todos", como siempre, sólo van incluidos unos pocos. Los otros, los que han perdido, se lamen las heridas de su orgullo y buscan culpable fingiendo entender la derrota, tal como toca. Pero todos celebran su fiesta, la gran fiesta de la democracia, sabedores que en el fondo, todos ganan. Por su parte, los medios de comunicación mayoritarios, esos expertos en encuestas, falacias y maniqueismos varios, propiedad de los grandes grupos financieros (como El País del Grupo Prisa, el ABC del BBVA, Antena 3 de Planeta...), también participan de la gran bacanal de números, porcentajes y siglas, llenando de rancios colorines y logotipos de partidos nuestro mapa político, y asegurando elección tras elección, generación tras generación, que nuestra democracia goza de plena salud. Pero una vez más, ese "nuestra" se refiere sólo a la suya, o mejor dicho, a la de sus secuestradores. Por que para quienes "nuestra" democracia es verdaderamente saludable, es para las multinacionales que imponen su ley, para mayor gloria del vil metal, con la connivencia de un sistema injusto diseñado para asentar una dictadura de mercado, corrompiendo a golpe de talonario partidos, políticos, agentes sociales, y todo cuanto sea necesario para que sus fortunas sigan engordando en paraisos fiscales.


Pero a decir verdad, todo ésto ya no me indigna, sólo me repugna y deprime. Lo que me indigna es tener que seguir escuchando el mismo y simplón discurso de la izquierda y la derecha, del Kas naranja y el Kas limón, de vencedores y vencidos... Cuando la realidad, es que los vencedores, hayan ganado o perdido, son todos esos caciques de moral distraida y ética inexistente, que mienten por sistema, someten por codicia y trapichean por vicio. Y los vencidos... Ay de los vencidos, esos somos los mismos de siempre, los marginados y excluidos, los pobres y arrepentidos, los que ni comulgamos ni bendecimos. Unos cuantos millones de ciudadanos, tantos, que no hay mayoría más absoluta (os recomiendo clicar aquí y leer éste artículo del escritor Alberto López Aroca). Y me indigna más aún, que oigo hablar mucho de culpa, pero muy poco de responsabilidad. La culpa es de los políticos, los bancos, la crisis, el sistema... Pero el sistema no es un señor acariciando un gato en su sofá hecho de piel de animal en extinción, no, eso es un mafioso, que haber los hay, y se cuentan por doquier. El sistema somos todos y cada uno de nosotros, y por eso es hora de responsabilizarnos de nuestros actos y ser dueños de nuestro destino. Es cada uno de nosotros quien elige ser consumidor o consumista, ser solidario o un egoista, pensar EN el otro o POR el otro... Somos nosotros, la mayoría, quienes damos poder, privilegios y enriquecemos a esa minoría. Somos nosotros quienes decidimos cuándo votarlos y cuándo botarlos. Si queremos que algo cambie, debemos empezar por cambiar algo, y ese "algo" somos nosotros mismos. Yo, por lo pronto, entre reflexión y reflexión, entre indignación e indignación, sueño con ver el día en el que la frase de Einstein, "sólo la estupidez humana no tiene límites", deje de tener sentido, pues probáblemente ese día, mi indignación habrá desaparecido.

3 comentarios:

  1. ¡Un grandísimo aplauso! Si tuviéramos más Marcos Navas en este paisillo ridículo, otro gallo cantaría. Por desgracia, es lo que tú dices: la gente se escuda en quimeras, chivos expiatorios, cabezas de turco, conceptos fantasmagóricos como "el poder" y "el gobierno" y similares antes que asumir su culpa y su responsabilidad. Lo que tenemos es lo que nos merecemos, por dejar que cuatro energúmenos aprovechados tomen las riendas de nuestras vidas y de nuestros destinos.

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  2. ¡Muchísimas GRACIAS!!!!, aunque te diré que me sonrojan tus palabras (que me constan muy sinceras). No creo que más yoes sea la solución de nada, pero al menos ten por seguro que gallos y gallinas cantarian en igualdad de condiciones ;-)
    Pues sí amigo mio, me temo que así es, y no puedo estar más de acuerdo contigo. Eso sí, yo fiel a mis convicciones, seguiré reflexionando, indignándome y luchando cada día por hacernos merecedores de un mundo más justo e igualitario.

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